En el artículo anterior hablé sobre la diferencia entre traducción e interpretación. En esta ocasión quisiera hablar sobre un área particular de la traducción que tiene su clasificación propia: la localización.
¿Recuerdan las caricaturas que veían de pequeños? Yo recuerdo que pasaba horas viéndolas. Particularmente recuerdo un episodio de una caricatura en la que un personaje decía que estaba triste porque su “mantecado” se había caído al suelo. Me quedé extrañado. En otra caricatura recuerdo que los personajes hablaban de cómo preparar un “emparedado”. También recuerdo que leía muchas historietas. Entre ellas, leía Mafalda, pues mi papá tenía un libro con cientos de tiras de Quino. Pensaba que hablaban un español muy extraño, hablándole a las personas de “vos”, y con conjugaciones raras como “vení”.
En años más recientes, recuerdo que las redes sociales hacían burla de los doblajes en España en caricaturas como Dragon Ball Z o Los Simpsons.
Esto es lo que sucede cuando hay más de 480 millones de hablantes nativos de español. Con tantos hablantes del idioma, no es sorpresa que hayan tantas variantes.
Ahora pónganse por un momento en los zapatos de un traductor. Supongamos que el día de mañana les hablaran de Act II y les dicen que quieren hacer una campaña de marketing en español. ¿Cómo traducirían el nombre de su producto?
Lo primero que yo preguntaría es: ¿para qué país es la campaña? Dependiendo de la región de latinoamérica, se le llama distinto:

Y es aquí donde entra la localización. La localización se define como “el proceso de adaptar un producto a un país o región específicos después de haber sido traducido a múltiples idiomas.” Algunas partes de este proceso son:
- Adaptar gráficos a mercados objetivo
- Modificar el contenido para adaptarlo al gusto y hábitos de consumo de otros mercados
- Adaptar el diseño para desplegar el texto traducido adecuadamente
- Conversión a requisitos locales (como divisa o unidades de medición)
- Utilizar formatos adecuados de fechas, domicilios y números telefónicos
- Cumplimiento de regulaciones locales y requisitos legales
Habiendo dicho esto, no todas las traducciones requieren de localización. Documentos legales, académicos o técnicos por ejemplo, tienen un lenguaje más o menos estandarizado, por lo que con una traducción es suficiente. Pero contenidos como marketing, videojuegos, series o películas sí. Esto se debe a que estos contenidos son más sensibles a diferencias regionales.
El propósito de la localización es reconocer las sensibilidades locales y evitar el conflicto con la cultura local, a la vez que el producto final da una impresión de haber sido creado específicamente para el mercado objetivo.
Si no ha quedado clara la importancia de la localización, cierro este artículo con una canción que espero que lo deje claro:
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